SENTIMENTALISMO ENDEMICO Y MALAS NOTICIAS
El sentimiento es una emoción, y por tanto tiene las siguientes características:
-Aparece de súbito
-Tiene una duración limitada
-Supone la interiorización de una idea
-Generalmente es desproporcionada al estímulo
Viéndolo de esta manera, se parece mucho a la sensación orgánica o física de un dolor temporal. No podemos guiar nuestra vida en base a solamente sentimientos, necesitamos hacer uso de las herramientas de la razón para poder comprender el mundo y poder desenvolvernos en él. Vivir en base a sentimientos, nos hace superfluos, inconstantes, por las mismas características de los sentimientos, como veletas agitadas por el viento de los cambios. Aplicar estas ideas a un tema delicado como son las malas noticias cuando un médico tiene que decirle al familiar directo de un paciente que su mamá, papá, hermano, o hijo (etc) tiene una enfermedad avanzada, como un cáncer metastásico no es para nada sencillo. tan es así, que en otros países existen los equipos multidisciplinarios para informar estos hechos a un paciente y su familia, habiéndose estudiado que cada componente familiar incluido el paciente pasan por una serie de etapas psicológicas al enterarse de su diagnóstico y pronóstico. Estas etapas se resumen en: negación, duelo, aceptación y superación.
En nuestro medio, no existe tal equipo multidisciplinario, no estoy seguro si en ESSALUD lo haya, pero percibo que están tan desordenados o más que los médicos encargados del MINSA, al menos en este aspecto. Así, ya no hay medicos tratantes de pacientes sino solamente bomberos de situaciones especiales que nunca se preveen. Vamos a analizar el proceso del diagnóstico de cáncer en nuestro país.

Lo que quiere decir que un cáncer de mama no debe detectarse cuando ya ha complicado hígado, pulmones, huesos y cerebro, sino mediante una mamografía en una consulta preventiva cuando sus posibilidades de curación son mucho mayores. Evidentemente esto supone una cultura preventiva imbuida no sólo en las personas sino en el sistema de salud que prioriza recursos para actividades preventivas que hayan demostrado costo-utilidad, no la pantomima que tenemos como sistema sin recursos y incompetente.

Bueno, ya se sabe que la depresión aumenta la progresión de cualquier enfermedad cancerosa, el tema es la manera de abordar el problema, ya que no por miedo a la reacción de una persona podemos privarla del derecho de saber su diagnóstico y poner en orden las cosas en su conciencia y sus bienes. No es la primera vez, que asistimos los médicos al penoso espectáculo de ver pelear familiares entre sí por la herencia de los viejos. Actualmente no hay un respaldo cultural médico ni unahegemonía enla conducta en estos casos, algunos les dicen su diagnóstico, y otros no, y esta falta de estandarización es dañino.
No son las únicas condiciones médicas como el cáncer avanzado, el alzheimer u otras en el que la actitud del familiar de no resignación linda a veces con la insanía sentimental, de no comprender que ningún esfuerzo médico ya prolongará más de unos días la agonía de un paciente mayor de 85 años con una enfermedad avanzada o incurable desde la ciencia médica.
Este problema serio que abarrota las emergencias de los hospitales, se solucionaría parcialmente con un equipo que se dedique a ubicar estos casos y asistirlos en casa, para otorgar el certificado de defunción con más celeridad y aliviar así los papeleos que ni después de muertos nos dejan. Puesto que ahora, si un paciente que se vio en el INEN, por un medico oncólogo, y muere en casa, o si muere dentro de las primeras 24 horas en un hospital diferente, igual va a la morgue a autopsia, si el médico tratante no se aparece. Es decir, encima que se murió mi familiar, le van a hacer autopsia sólo porque nadie lo conoce en el hospital y el médico del INEN es inubicable, y en medio de tanta paranoia legal, hasta a veces prefiere que le hagan la autopsia. Y esto no tiene sentido.
Debe implementarse un sistema para estos pacientes, que garantize el respeto por ellos y su diagnóstico, los asista en casa y le facilite los trámites respectivos. Disminuiría la saturación y de por sí enfermiza e insalubre de las emergencias, aliviaría a los dolidos familiares, y humanizaría más al médico.
El arte de buen morir, diferente de la eutanasia, pasa por la concientización de que la vida humana es efímera, y que más vale terminarla acompañado, con el menor dolor posible, sin hambre, sin sed, y respetando la decisión de uno, que en medio de una emergencia, amarrado, con heridas por las punciones venosas, desnudo y con heridas en la piel. Ojalá los médicos incluyan en la discusión cotidiana estos aspectos en vez de centrarse solamente en lo biológico. Tarea pendiente del Colegio Médico estandarizar estos aspectos.
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