LA PATOLOGIA DE ADRIANO: 20 AÑOS DE DRAMA MEDICO (2)

Continuando con el tema anterior, ahora les comparto la siguiente parte del sindrome de hermógenes, que retrata la medicina actual con algunas diferencias, especialmente en sistemas de salud más socialistas, y con gobiernos que se han preocupado de manera frontal del tema de la salud de su gente, y pasaré a repasar las ideas más importantes del sindrome de Adriano, como recordaremos, Adriano era un emperador romano que en su lecho de muerte sintió como la enfermedad lo iba convirtiendo en un ser humano, y cómo perdía a su juicio su condición semidivina, para caer en cuenta que dependía de otro ser humano, al menos eso creía, a veces exigiendo cosas que un médico a veces no puede hacer.

La imagen de la prepotencia en salud contra los médicos. 
Síndrome de Adriano: dícese de toda actitud prepotente, arrogante o deshumanizada del paciente, sus familiares, sus representantes legales, los responsables de su seguridad social u otros, que pretenda menoscabar injustamente la importancia y la calidad del acto médico realizado por un profesional ético y competente, cualquiera que sea su fin o intención.

Hay dos alternativas de solución ante este problema, ambas morbosas y ambas dependientes del médico, basándonos en la premisa de que un sistema de salud y/o una sociedad que NO valoren el trabajo de sus médicos son morbosos y deshumanizados, y asumiendo que NO es posible modificar ni el sistema de salud ni la sociedad y que es el médico quien tiene que cambiar:
  • El médico decide adaptarse a un sistema de salud y a una sociedad deshumanizados para poder sobrevivir en la práctica de su ejercicio profesional, a expensas de un amargo, exiguo y disputado ingreso económico y por lo tanto disminuyendo su nivel socioeconómico para poder mantener un precario equilibrio financiero;

  • Debido a su formación ética y profesional, el médico no es capaz de adaptarse a los nuevos esquemas, que lo alejan de sus objetivos vocacionales y vulneran su dignidad como profesional, y decide abandonar la profesión, o continuar ejerciéndola con obstinación sin apartarse en un solo punto de los parámetros éticos tradicionales.



  • Ambas alternativas como se dijo son morbosas, porque:
    1. Quien se adapta a un sistema o a una sociedad deshumanizados con el objeto de triunfar o sobrevivir, debe a su vez deshumanizarse, lo cual es morboso;
    2. Quien no se adapta, es entonces, por definición, un ser morboso, un desadaptado, y tendrá necesidad de ocultarse, mimetizarse o emprender una batalla desigual contra poderes económicos y políticos muy superiores a sus menguadas fuerzas.
    La conclusión es evidente: poco o nada tenemos que cambiar los médicos, pues poco o nada se soluciona con el hecho de que cambiemos. Es el sistema el que tiene que cambiar. Es necesario acabar con la intermediación en la salud cuyo objetivo básico sea el lucro empresarial y pretenda disminuir los costos a expensas de una deficiente atención de los enfermos y una pésima remuneración de los médicos. Es necesario redefinir la misión de los sistemas de auditoría, en el sentido que su preocupación básica sea el bienestar de los pacientes y los médicos y no la utilidad de los tecnócratas y burócratas. Los costos en medicina siempre han sido una preocupación natural del médico capacitado y motivado, que sólo recurre a gastos superficiales cuando practica medicina a la defensiva, protegiéndose de futuras demandas. Curiosamente en este negocio en el cual el médico es apenas un obrero mal remunerado, adicionalmente debe responder en caso de una demanda, justa o no, como si fuera el dueño mismo de la empresa. Entre los objetivos de la auditoría médica, sin duda debe estar incluida la disminución de los costos, pero sin que se atente contra la excelencia de la atención en la salud ni contra el bienestar socioeconómico, cultural y profesional de los médicos. Si estos cambios no se realizan pronto, la sociedad, más temprano que tarde, terminará teniendo los "médicos" que merece.

    Quiero por último mencionar un artículo del cardiólogo Bernard Lown, premio Nobel de Paz, catedrático de Harvard, inventor del desfibrilador, y pionero en el uso de la lidocaína como antiarrítmico, titulado Los médicos necesitamos luchar contra el modelo de la medicina como negocio que permite apreciar cómo los síndromes de Hermógenes y Adriano no conocen fronteras, ni eximen a los países ricos. Mientras exista deshumanización estos síndromes se presentarán, así exista abundancia de dinero y recursos técnicos

    De esta publicación me permito resaltar las siguientes consideraciones: "Nuestra misión como médicos era curar, pero curar se ha convertido en un arte perdido. La pericia en la interacción humana se considera pasada de moda, y por tanto escasamente se cultiva. (...) Los pacientes ya no son padres, niños, ancianos, empleados de esta oficina o aquella fábrica, o personas distinguidas por su ingenio, dignidad, seriedad o mal humor. En el nuevo paradigma científico, cada paciente es un componente estadístico, similar a cualquier otro con la misma enfermedad. (...) 

    En el fondo yace, ignorada, una verdad más profunda: si los médicos limitan su pericia al reino de la técnica, podrían ser intercambiados por personal menos entrenado y mucho menos costoso. (...) La atención médica es fundamentalmente diferente de cualquier otro servicio que se compra o se vende en nuestra economía de mercado -cita a Arnold Relman, antiguo editor del New England Journal of Medicine- : los enfermos no son como los consumidores de un supermercado. El cuidado de la salud no es comida rápida. Un cliente de McDonald's conoce el sabor de una hamburguesa, pero la gente enferma desconoce cuál es el mal que las aflige, a qué clase de médico deben consultar, qué tipo de exámenes se necesitarán para el diagnóstico, o de qué manera debe ser enfocado el tratamiento de su condición. Los pacientes tienen que confiar en su médico para determinar sus necesidades médicas, y para que le indique qué clase de servicios requieren"

    Los legisladores y gobernantes tienen la palabra. O el sistema se cambia, o asistiremos a la destrucción de la medicina como profesión, y al nacimiento de una nueva estirpe de "técnicos en asuntos médicos", producidos en serie para atender "clientes" en serie, el mayor número posible en el menor tiempo posible, y al menor costo posible para los intermediarios.

    Nota del bloguero: Como Uds. han notado, tal parece que la mayorìa de los médicos seguimos con que "trabaja y no reclames", lo que me recuerda la canción de Enanitos Verdes que decía: "trabajar como negro para vivir como perro, dale Pascual". Y cuando hay movimientos o se requiere de Unidad, seguimos pensando que si cambiamos nosotros cambiará el sistema, que no nos agarren de tontos útiles, ya es hora de despertar, por nosotros y nuestros pacientes. Les animo a los médicos a involucrarse más en su propio destino, apoyando a los colegas menos favorecidos, y a la sociedad que empieze a reclamar sus derechos a los legisladores y no a los médicos, que no dejen de protestar por que algunos les conviene este sistema de salud vil, sin medicinas, sin especialistas, sin alma ni vocación de servicio.

    Comentarios

    1. Mi opinión, primero es que debería desaparecer en primer lugar el supremo individualismo que aflige a los humanos, anteponiendo sus necesidades o las de su pequeño grupo (argollas, varitas, amistades o incluso familia) a los de otros, si nos diéramos cuenta y sobretodo aceptáramos que no es mucho lo que se necesita para ser feliz… lo segundo seria enseñar a la gente a ser responsable de sí mismo, en especial el paciente, quien mucha veces se entrega a su médico sin condición o a caso la condición será que el medico desde ese momento se hace responsable del paciente como si de una plantita se tratara absolviéndose a sí mismo (el paciente) de toda culpa si algo saliera mal; no olvidemos que solo el paciente nos consulta y solo lo ayudamos a que se recupere o mejore su calidad de vida, no somos sus mamás… y por ultimo cuando aumentara el costo de su consulta el MINSA o cobrara ESSALUD, pues ellos son los principales culpables de que la gente valore más que de una forma moral y no económica el acto médico, como si nuestro tiempo no valiera.

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    2. Efectivamente, nuestra sociedad dominada por el consumo, como una vorágine de objetos nos presenta cada vez más y más necesidades que no lo son, y trasladado a la salud aun no encontramos el equilibrio. Buen comentario.

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