DEL PORQUE SOY ADICTO A LOS VIDEOJUEGOS: PENSANDO EN MI VEJEZ

Es verdad que soy un adicto frustrado a los videojuegos. Desde pequeño, cuando fui con mi padre a un centro de Pinball, recuerdo con mediana claridad, las luces, los gráficos, de aquellos videojuegos pioneros en mi natal Arequipa, como Pacman, Fenix, Donkey Kong 1.0. Así , siempre me llamo la atención esta manera de pasar el tiempo, embobado con las historias, las imágenes y la posibilidad de completar retos, terminar el juego que tiene sus trucos y obligar a pensar un poco.


Ahora, ya viejo, mi esposa cree que soy un vicioso, pues me compré mi Play Station 3 con algunos juegos, y he podido canjearlos por otros, y prestarme otros tantos de algunos amigos quienes como yo nos gusta acabar con zombies (Resident Evil), convertirnos en soldados modernos (Call of Duty: Modern Warfare), o despedazar mounstros mitológicos (God of War) que dicho sea de paso me ha dejado impresionado. Sin embargo, ahora les diré porque en realidad cultivo una vez a la semana esta afición mía desde la infancia.

Resulta que por alguina extraña razón, creo que un día llegaré a viejo, y como todos sabemos, al viejo nadie le da bola. Si van aun Hospital verán como la abuelita está rodeada de nietos y nietas, pero al abuelito renegón, que nadie comprende ni aguanta,  ahí esta solito. Hay discriminación de género en la tercera edad, tema de tesis para los geriatras. Entonces, ya viejo, mis hijos casados y lejos, no encuentro mejor manera de pasar el resto de mis días que leyendo mis libros, oyendo canciones de los Beatles, cantando con mi guitarra, y por supuesto jugando algún videojuego.

Y es que con esto del envejecimiento saludable, me he dado cuenta que hay mucho que hacer al respecto. Constantemente llegan a los hospitales adultos mayores muy enfermos, pero sobretodo muy solos. Postrados, nadie les habla ni les estimula, y su condición mental se empeora y su camino hacia la muerte, en los últimos años se hace una caída libre muy pero muy triste.

¿Qué hacer con los ancianos? Y si son pobres, ya ni hablar. No hay cuadro humano más lastimero después de un neonato en UCI, que un adulto mayor con escaras, postrado, con deterioro cognitivo crónico (en otras palabras, aunque no exactamente, demencia) y con una serie de enfermedades que lo obliga a recibir hasta 5 a 10 fármacos al día. Si tiene la ventura de tener un hijo que se encargue, cumplirá su tratamiento y si no, solamente asistiremos a su fin en alguna hospitalización.

Es que nuestra Sociedad práctica, que valora a las personas solamente si producen y no por lo que han aportado o por su propia humanidad, no tiene mejores propuestas que la Eutanasia activa o pasiva, o la eutanasia del abandono social que le aplican a muchos ancianitos que tienen la desgracia de no tener seguro, no tener hijos en el país, o no tener algún familiar honesto que administre su escaso dinero.

Entonces, espero llegar a viejo y si Dios me regala mis sentidos hasta el final podré disfrutar y estimular mi cerebro, asistiré a misa, y escribiré el libro que siempre quise.

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