EL ORIGEN DE LA MEDICINA CLINICA MODERNA: AVICENA, OSLER Y EL INFORME FLEXNER

De tanto pensar y pensar en porqué la medicina se ha convertido en un clientelismo productivo, quise regresar a los orígenes, y empezé a recordar mis viejos archivos de estudiante y residente guardados en un CD-ROM.


Entonces vi algunos artículos inconclusos y textos de los padres de la medicina occidental que estudiamos, y mientras tomaba un vaso de yogurt recordaba a Hipócrates (Grecia), y su escuela que perduró con Galeno (Roma), quien ya se dió cuenta de la necesidad de la experimentación para encontrar la verdad. En la medicina oriental cabe mencionar de todas maneras a Avicena, y su obra monumental Canon de la Medicina, quien es considerado por Sir William Osler (de él me ocuparé después) como el padre de la medicina moderna, en el renacimiento marcaron los hitos Vesalio  y su anatomía, Servet el continuador de su obra. Luego aparecería el inglés William Harvey, descubridor de la circulación sanguínea, y como no mencionar a  Anton van Leeuwenhoek, quien con sus mejoras en el microscopio permitió mayores avances. Luego vendrían Jenner y sus vacunas, el noble, multifacético y admirabilísimo químico Pasteur, entre muchos otros más que si quisiera mencionarlos en detalle no me bastaría quizás toda una vida.


En este siglo se articula la relación entre investigación e industria farmacéutica y se asienta la estadística como procedimiento principal para dotar a la medicina de base científica. De hecho hacia finales del siglo se acuña el término de medicina basada en la evidencia: los protocolos estandarizados de actuación, avalados por los estudios científicos, van sustituyendo a las opiniones y experiencias personales de cada facultativo, y consiguen otorgar al cuerpo de conocimientos teóricos médicos una validez global en un mundo cada vez más interconectado. Me pregunto si este hecho no fue inducido por la industria farmacéutica consciente de las posibilidades de vender sus productos a mayor número.


Entre los más destacados médicos de este siglo cabe destacar a Sigmund Freud, el gran revolucionario de la psiquiatríaRobert Koch, descubridor del bacilo causante de la tuberculosis, Paul Ehrlich, padre de la inmunología, Harvey Williams Cushing, padre de la neurocirugía, o Alexander Fleming, descubridor de la penicilina, con la que da comienzo la "Era antibiótica" de la medicina.

Hasta aquí debo aclarar lo siguiente:

1. La medicina moderna es un constructo cultural que ha recibido influencia y saberes de muchas culturas, así es, desde la cultura griega y romana, árabe, hindú china hebrea, y otras más. Por tanto, podemos decir que su saber es universal.

2. La medicina moderna es una suma de disciplinas científicas que se basan en la observación y la experimentación, en un esfuerzo por comprender lo que aqueja al hombre. Pero se transmite a través de seres humanos quienes deben lograr la armonía entre la ciencia y el arte de curar.

3. La medicina moderna tiene un sustrato filosófico, pues estudia y trata lo que considera que es el hombre. Actualmente esta concepción de hombre se reduce principalmente a su parte corporal, material o orgánica. 


Así la medicina se centra en los esfuerzos por comprender:
-- los procesos fisiológicos y químicos, 
-- lograr aparatos tecnológicos que nos permitan "ver" la lesión en los órganos, 
-- los métodos de laboratorio para demostrar el "agente etiológico" o digamos el "bicho" que se enferma a la persona, 


No podríamos decir que la medicina moderna es mejor que otras, pues, ¿existe alguna concepción filosófica de hombre que sea universal? existen los creyentes de diversas religiones, los no creyentes o ateos, los agnósticos, los anticreyentes, los anarquistas, etc. 


De modo que digamos que la medicina moderna sería la mejor en el aspecto que cada uno considere mejor. Puede ser mejor para mi infección de la comunidad, pero no puede ser la mejor para mejorar mis hábitos de vida en la prevención, o hasta contraproducente si tengo un carácter hipocondríaco y soy muy sensible a lo que me digan, puesto que los síntomas no necesariamente tienen un trasfondo estrictamente orgánico. Este es el defecto a mi juicio de la medicina moderna: quiere reducir la enfermedad a signos y síntomas, para luego atiborrarnos de exámenes y pastillas sin un criterio de seguimiento suficiente para que finalmente me digan que es lo que tengo. ¿O es que todo insomnio en personas mayores requieren clonazepam para dormir? ¿O todo joven adolescente que no come necesita multivitaminicos para subir de peso?

De modo que nuestros pacientes de tanto visitar medicos, cuando vienen a mi consulta embebidos de estos conceptos, convencidos que si le duele la cabeza debe ser porque tiene "algo en el cerebro", si el nene no tiene apetito debe ser porque " tiene un bicho en el intestino", si se olvida las cosas será porque le "falta vitaminas", y así muchos ejemplos. Mi formación científica me obliga, por supuesto, a hacer el descarte respectivo de patología orgánica de acuerdo al criterio que tengo, pero no todo dolor de cabeza sin importar la edad o su modo de presentacfión necesita que gaste una persona al menos unos 200 soles, para luego decirle que se tome una Resonancia Magnética sigue con cefalea, mientras no se me ocurre preguntarle que hace un par de meses su esposo joven se encuentra sin trabajo por un accidente laboral que el seguro no le cubre.

Esta manera de reducir la complejidad de la enfermedad, de interpretar los signos y síntomas, tiene un fin netamente práctico, no necesito indagar mucho en porque le duele la cabeza, no come, o se olvida las cosas, ya que mi medicina moderna tiene siempre un fármaco efectivo, una inyección o un análisis de sangre. Pienso que el gran Avicena, de seguro habría hecho una mejor aproximación diagnóstica, en parte a que dispondría de mayor tiempo y ganas para evaluar al paciente. ¿Será que la industria farmacéutica le conviene este tipo de mentalidad simple en los médicos?

En efecto, siendo médico del Rey, dispondría de todo el tiempo del mundo, y lo que es más interesante, no me estaría preocupando de conseguir dinero para pagar la hipoteca, mi seguro, el nido de mi hijo, ni los gastos de mi esposa, entre otras cosas.

Por tanto la medicina moderna, no sólo ha reducido  la medicina a un acto rápido y superficial, sino que ha presionado de tal manera al médico que en vez de asegurarse de la calidad del acto médico, se preocupa por ver más cantidad de pacientes puesto que de ello depende su tranquilidad económica y su responsabilidad para con su familia.

Si antes los médicos eran como sacerdotes, supongo que es porque no tenían esposa e hijos, o se dedicarían como don juanes a disfrutar de su soltería, mientras hacían fortuna. Pero resulta que ahora, los médicos no podrían ser tan irresponsables con los suyos y necesitan ganar lo indispensable como para cierta holgura que es hasta da pena decirlo, merecida después de tantos años de estudio (los que estudian, porque también hay de los charlatanes)


Finalmente, la medicina moderna ha tenido además dos grandes hitos en la transmisión de este modo de aprender, de pensar, hasta de sentir por parte de los médicos. Uno es con Sir William Osler, padre de la enseñanza médica, del humanismo, de la relación médico paciente, de la compasión que ha perdido el médico y el otro el informe FlexnerLo realmente significativo es que después de transcurridos casi cien años de sus trabajos iniciales, muchas de las ideas de Flexner en educación médica se retoman como novedades, como es el caso de la enseñanza basada en la solución de problemas, el papel del hospital docente o la necesidad de inculcar valores morales en los profesionales de la Medicina. 


Sin embargo, todavía hay mucho camino que recorrer, puesto que ya incluso Osler de haber vivido en nuestros tiempos, se habria encontrado todo su esfuerzo clínico desperdiciado por el caos que reina nuestra Orden Mèdica, donde no se respeta la formación y se permite la charlatanería y la falta de ética. Y quizás sin las ventajas de un sueldo estable, estaría trabajando en varias clínicas siendo explotado su talento de la manera más inverosímil e injusta.


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